Ya esta cerca la Navidad y quiero compartir con ustedes la historia del bastoncito, para que lo disfrutemos con conciencia de su lindo significado.
Una vez había un hombre que amaba tanto a Jesús que para su cumpleaños, el quería hacer algo especial. Ya que era un fabricante de dulces, decidió que iba a usar todos sus talentos e iba a diseñar un dulce muy especial para dárselo a Jesús. Poniéndose en oración se puso a trabajar; diseñó y fabricó el primero Bastón de dulce: “Candy Cane”.
Si examinas un bastón de dulce, vas a encontrar que si lo sostienes parado, representa al bastón con que el pastor guía a sus ovejas, sabemos que Jesús es nuestro pastor. Si voltear el bastón de abajo hacia arriba, entonces, se forma la letra J, primera letra del nombre de Jesús.
Las rayas fueron incluidas en el dulce porque las escrituras no recuerdan que por sus azotes hemos sido sanados. Los colores rojo y blanco, simbolizan la sangre de Jesús. El rojo de su sangre cubre nuestros pecados, mientras que el blanco los lava y nos deja puros como la nieve. La raya gruesa representa que nosotros creemos en un solo Dios. Las tres rayas más pequeñas representan la Santísima Trinidad. Un Dios que se nos ha revelado entres personas distintas. Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Un bastón de dulce no es verdadero si no tiene la raya gruesa y tres pequeñas y los colores rojo y blanco. El sabor a menta representa el hisopo que era usado en la época de Jesús para purificación.
El verdadero “Candy Cane” nos recuerda nuestra herencia cristiana y simbólicamente representa al que honramos en su cumpleaños cada año el día 25 de diciembre.
(Colaboración de Elizabeth Domínguez)
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